El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid ha aprobado en su reunión de la concesión de las condecoraciones de la Orden del Dos de Mayo -Medalla de Oro, Gran Cruz, Medalla de Plata y Encomiendas de Número-, con las que se reconoce la trayectoria profesional y humana y la excelencia de 17 personalidades, instituciones y entidades sociales.
Entre ellos se encuentra la Sociedad de Condueños de Alcalá de Henares por su protección de los edificios que fueron Universidad de Alcalá. Entidad nacida en 1850 y pionera en España en la protección y conservación del rico patrimonio de la Ciudad Complutense. Esta dedicación le ha valido, al cumplirse este año el 25 aniversario de la declaración de la Universidad y el recinto histórico de Alcalá de Henares Patrimonio Mundial de la UNESCO, su nominación a los Premios Princesa de Asturias de la Concordia 2023 a propuesta de la propia Universidad de Alcalá.
Fue la Universidad de Alcalá quien propuso a la Sociedad de Condueños a los prestigiosos Premios Princesa de Asturias. Precisamente, el pasado mes de enero, el viceconsejero regional, Enrique Ossorio afirmó que “la Comunidad de Madrid muestra su caluroso apoyo a la propuesta”.
Se dice que la Sociedad de Condueños es el primer caso de crowfounding de la historia. La frase ‘guardiana de las esencias’ cobra un rotundo sentido cuando hablamos de la Sociedad de Condueños de Alcalá de Henares. Fue la primera asociación privada sin ánimo de lucro que se creó en toda Europa, ex profeso, para la conservación del patrimonio histórico de una ciudad.
De hecho, su última gran acción para salvaguardar en valor de nuestro Patrimonio viene de hace apenas tres años cuando recuperaron uno de los edificios históricos en la Manzana Cisneriana, el de la plaza de Cervantes nº8. También otras actuaciones más pequeñas, como la adquisición del cuadro de Bartolomé Carducho que representa a San Diego de Alcalá en marzo del pasado año.
Toda esa trayectoria les valió para que el Pleno del Ayuntamiento de Alcalá de Henares nombrara Hija Predilecta de la Ciudad a la ‘Sociedad de Condueños de los edificios que fueron Universidad’.
Y es que, gracias a la Sociedad de Condueños, fundada en 1851, podemos disfrutar hoy de la manzana universitaria, es decir, de la universidad que levantó el cardenal Cisneros a principios del siglo XVI y de todos los edificios cercanos, en lugar de ser pasto del abandono y la ruina. La razón es que – tras la desamortización de Mendizábal – la universidad como institución, con todo su patrimonio y archivo, se trasladó en 1836 a Madrid, donde recibió el nombre de Universidad Central de Madrid. Después, en 1968 y tras la creación de la Universidad Autónoma de Madrid, tomó el nombre de Universidad Complutense de Madrid, nombre con el que se conoce hasta ahora (cabe recordar que Complutum es el nombre que tenía la ciudad de Alcalá en tiempos del imperio romano. Por lo tanto, decir complutense es igual que decir alcalaíno).
En aquel momento, la reina Isabel II ordenó que los edificios, de gran riqueza histórica y artística, fueran subastados al mejor postor.